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PacoMarmol edited this page May 12, 2015 · 2 revisions

Diagnóstico y Objetivos Estratégicos

Documento definitivo

14 de diciembre de 2014. Membresía de la Mesa: Paco Cano, Marieta Cantos, Desirée Ortega, Miguel Ángel García Argüez, Iván Cano, Salvador Catalán y Luis Ben.

Objetivo de la Mesa

Mediante la reflexión en común de los miembros de la mesa se pretende concretar de manera ordenada los análisis y propuestas. Se da por finalizado el documento para su posterior validación y desarrollo de objetivos y acciones del Plan C.

HECHOS

1.- No se puede negar que existe una actividad cultural importante en la ciudad. Se convocan numerosos actos culturales de todo tipo como conciertos, recitales, actividad escénica, literaria, etc.

2.- Igualmente se constata que existen numerosos y variados creadores en casi todos los aspectos o sectores de la cultura.

3.- Se reseña que Cádiz es una ciudad con una riqueza patrimonial (material e inmaterial) elevada y destacable. Este patrimonio debería ser aprovechado como base y fundamento de la creación y la innovación cultural y social.

4.- Existe un número importante de equipamientos e infraestructuras culturales de todo tipo (bibliotecas espacios escénicos, musicales, museos, etc.)

5.- Se constata una importante iniciativa social en el sector de la cultura concretado en numerosas asociaciones e iniciativas artísticas colectivas o individuales.

6.- Las políticas culturales públicas se caracterizan por:

  • Estar de espaldas a la ciudadanía, sin claves de participación. El ciudadano no participa ni en el diseño ni en los procesos artísticos o creativos. A la ciudadanía sólo se la contempla como consumidores pasivos desde las administraciones públicas.

  • La mayoría de los proyectos culturales públicos se contentan con unos resultados de impacto mediático, obviando o soslayando resultados culturales de calado.

  • Hay una preocupante ausencia de planificación en el diseño, implementación y evaluación de las políticas culturales públicas.

  • La cultura ha sido considerada desde lo público con una visión clientelar.

  • Hay una ausencia de objetivos encaminados a generar conocimiento y socializarlo mediante la cultura.

  • Ausencia de innovación, falta de sensibilidad ante lo novedoso y emergente.

7.- Cádiz posee una inmensa riqueza en sus formas de expresión de la cultura popular, esencialmente carnaval, flamenco y cultura cofrade, con un potencial creativo alto y como seña de identidad que la caracterizan.

8.- Se observa la preocupante descoordinación que existe entre las instituciones públicas.

9.- El sector cultural en Cádiz no está cohesionado, no tiene conciencia de sí mismo como sector, de su importancia y su potencial. Es un sector fragmentado.

10.- Se observa una resistencia de la sociedad gaditana a la innovación o el cambio culturales.

PROBLEMAS

1.- La actividad cultural observada en la ciudad es sin duda un fenómeno más de tipo vitalista y espontáneo que planificado. La oferta cultural está muy desquilibrada en la ciudad, así nos encontramos a veces concentración de actos en pocas fechas, períodos en blanco o duplicidades. Igualmente dicha oferta no está sincronizada con otros sectores como el turismo o la empresa.

2.- Los artistas y creadores profesionales de la cultura, así como de las profesiones asociadas a la creación, malviven en nuestra ciudad. Con empleos precarios o teniendo que recurrir a otras actividades laborales para poder subsistir.

3.- Los equipamientos culturales públicos son poco accesibles a la ciudadanía, a los empresarios culturales y al mundo asociativo cultural de la ciudad. De igual manera no hay equilibrio territorial en su distribución y la mayoría carecen de criterios de planificación en su gestión y servicios. Además están sin definir en sus objetivos y contenidos, descoordinados, sin encajar en redes tanto internas como externas y excesivamente sacralizados, lo que los aleja de los ciudadanos.

4.- El rico Patrimonio Cultural de la ciudad, material e intangible, no está convenientemente puesto en valor, aprovechado como recurso educativo, turístico y como apoyo para un desarrollo territorial equilibrado y sostenible.

5.- La iniciativa social del sector de la cultura no ha cuajado en un tejido consolidado y continúa siendo excesivamente dependiente de lo público.

6.- Se constata una ausencia de orientación pedagógica y educadora en la gestión de los equipamientos y los proyectos culturales.

7.- Las políticas culturales públicas son cortoplacistas, clientelares, paternalistas, poco participativas y desconectadas de la ciudadanía.

8.- La rica cultura popular de la ciudad (carnaval, flamenco y cofrade) está poco aprovechada como base de la industria cultural y como elemento de proyección exterior.

9.- La descoordinación que existe entre las instituciones públicas se traduce en una no cooperación entre las mismas e incapacidad para encarar proyectos culturales comunes y en beneficio de la ciudadanía. Esta disfunción se traslada incluso a la relación público /privada.

10.- No existe una información de calidad ni canales eficaces de comunicación para los creadores, las asociaciones sin ánimo de lucro y para las empresas culturales.

11.- Ciertos Certámenes y festivales culturales, emblemáticos en su momento, se mantienen más por la inercia política que por la propia dinámica cultural de la ciudad y sus exigencias.

COMPORTAMIENTO

1.- La gente no se apropia de los equipamientos ni de los espacios culturales en la ciudad. Los ciudadanos no sienten los espacios culturales como suyos.

2.- La consideración social de la cultura es muy baja y ese hecho hace que no sea sentida y vivida por la ciudadanía. Se valora en poco al creador y a su entorno.

3.- Los agentes culturales (creadores, empresarios, voluntarios, institucionales,...) no están cohesionados y no forman una trama sólida en la ciudad, ni para la defensa de sus propios intereses como sector ni para aportar más al conjunto de la ciudad. El resultado es una iniciativa social desaprovechada.

4.- No existen hábitos consolidados de consumo cultural a excepción del carnaval frente a otros productos culturales del territorio.

5.- Desinterés hacia muchas formas de expresión cultural que se perciben como ajenas o elitistas, que no se “entienden”.

6.- Los jóvenes optan mayoritariamente o por el carnaval o el mundo cofrade o la imitación de modelos mainstream.

7.- Se tiende a ignorar a las minorías culturales que se inclinan por otras formas de creación y consumo cultural.

8.- La descoordinación entre los programas públicos y privados desconcierta al ciudadano e impide la fidelización de los públicos.

9.- Se constata un doble discurso de la política y sus representantes que de una parte ensalza a la Cultura como motor de desarrollo y de innovación y, de otra parte, descuida a la misma en los presupuestos públicos y en la centralidad de las políticas culturales públicas siempre en los márgenes.

10.- En el marco de las tendencias globales se observa un incremento considerable del consumo individual en ralación a la cultura como fenómeno de consumo y experiencia colectiva.

11.- Existe una escasa permeabilidad y comunicación entre los distintos tipos de públicos culturales.

OBJETIVOS

1.- El discurso (los discursos) cultural de la ciudad debe estar enunciado en clave de desarrollo. La cultura entendida tanto como disfrute, como conocimiento, como ocio pero también como generadora de desarrollo sostenible.

2.- En el centro de la cultura se debe situar a la ciudadanía, sus expectativas, sus aspiraciones, sus gustos, sus necesidades y facilitar su acceso tanto al disfrute de la cultura como a constituirse en agente activo de la misma. En definitiva, un nuevo modelo de políticas públicas más abierto y participativo.

3.- La cooperación debe ser una estrategia de trabajo preferente desde las instituciones y también para el sector privado y el mundo asociativo.

4.- Las políticas culturales públicas deben potenciar la diversidad con una mirada amplia sobre todas las manifestaciones cultural, equilibrando entre plenamente aceptado y lo minoritario y procurando la integración de todas las formas de expresión en la vida de la ciudad.

5.- Desarrollar nuevas estrategias y modelos de comunicación específicos para la cultura y adaptados a la realidad contemporánea.

6.- Desarrollar un nuevo modelo de gestión de los equipamientos culturales y espacios procomunes de titularidad pública de la ciudad. Darles más proximidad a los ciudadanos, hacerlos más polivalentes, dotarles de contenidos pedagógicos y educadores, dotarlos de más transparencia y, esencialmente, facilitar su apropiación por parte de la ciudadanía (creadores, movimiento asociativo, empresarios y emprendedores culturales, etc.)

7.- Aumentar la transversalidad de la cultura en el sentido de coordinarla mejor con los restantes sectores y ámbitos de la vida ciudadana (economía, turismo, urbanismo, movilidad, gobernanza, etc.)

8.- Promover una mayor y más digna profesionalización de los creadores y demás oficios de la actividad cultural. Más y mejor formación, fomentar su reconocimiento social y mejora de sus condiciones laborales.

9.- Patrimonio. La mesa de patrimonio es la responsable de desarrollar las propuestas de este ámbito, sin embargo consideramos que es precisa una coordinación entre las políticas patrimoniales con las restantes políticas culturales.

10.- La Cultura en la ciudad debe concretarse en el derecho a unos espacios públicos accesibles, donde la belleza sea lo cotidiano y la centralidad llegue a todos los barrios y rincones de la misma.